Un contexto en el que las vibraciones se convierten rápidamente en un tema sensible

En canteras y minas, las vibraciones son normales: los disparos de granalla, las operaciones de trituración, la maquinaria pesada… todos generan movimientos del terreno. Pero para los residentes cercanos, estas vibraciones pueden convertirse en motivo de preocupación, sobre todo cuando ya existen grietas en las paredes o cuando un edificio muestra signos de fragilidad. Incluso sucesos no relacionados pueden interpretarse como causados por la actividad extractiva.

Es entonces cuando surgen las tensiones: la percepción se convierte en acusación, y sin datos, el operador no tiene pruebas objetivas en las que basarse.

DIN 4150-3: Un lenguaje compartido para aportar objetividad

Para alejarse de la dinámica «sensación contra sensación», la norma DIN 4150-3 proporciona un marco claro y estructurado. Define los niveles de vibración aceptables en función del tipo de edificio y la frecuencia de vibración.

No evalúa las sensaciones, sino el riesgo estructural.
En otras palabras, permite a los operadores determinar si una explosión o una actividad cotidiana suponen realmente una amenaza para las estructuras vecinas. Esta distinción cambia por completo la naturaleza del diálogo con los residentes y las autoridades.

Por qué es esencial medir las vibraciones

En muchas canteras, los equipos están capacitados y saben gestionar sus voladuras con seguridad. Pero sin mediciones es imposible demostrarlo. Y cuando surge una queja, todo depende de la confianza, algo que no siempre se puede asumir.

La medición continua, en cambio, documenta cada suceso: cuándo se produjo una explosión, qué niveles se alcanzaron y si se superaron los umbrales recomendados. Ya no es necesario reaccionar «basándose en sensaciones»: presentas hechos.

La necesidad de un sistema sencillo, robusto y fiable

Para que la monitorización de las vibraciones sea realista en las operaciones diarias, el equipo debe adaptarse al terreno. Las canteras no tienen tiempo ni recursos para desplegar instalaciones complejas con mucho cableado o fuentes de alimentación inestables.

Por eso es muy relevante un dispositivo autónomo como el Recovib Tremor: puede instalarse en minutos, funciona en entornos difíciles gracias a su carcasa con clasificación IP65, realiza mediciones continuas y envía datos directamente por 4G.

El operador puede controlar los niveles de vibración, recibir alertas en caso de superación y acceder al historial completo de eventos a través de la plataforma en la nube.

Comunicación más constructiva con los residentes y las autoridades

Cuando surgen preocupaciones, las discusiones cambian instantáneamente al disponer de datos claros y con fecha y hora. Los residentes obtienen claridad sobre lo que está ocurriendo realmente, las autoridades disponen de información histórica fiable, y el operador demuestra transparencia y una gestión proactiva del riesgo.

Ya no es una cuestión de interpretación, sino un diálogo basado en valores medidos.

Beneficios directos para la propia operación

La supervisión continua también ayuda a los equipos a comprender mejor sus propias actividades.
Algunas zonas producen explosiones más fuertes de lo esperado, ciertas configuraciones generan más vibraciones y la respuesta del terreno puede variar significativamente de una zona a otra.

Con los datos, los operadores obtienen un mejor control, y a menudo mejoran las operaciones como resultado.

Medir para tranquilizar, comprender y mejorar

Las vibraciones forman parte del trabajo; no desaparecerán. Pero la forma de gestionarlas puede evolucionar. Basarse en la norma DIN 4150-3 y en un sistema de control fiable permite a los operarios trabajar con confianza, reducir las tensiones y demostrar una gestión responsable de sus actividades de extracción.

Es un planteamiento transparente, responsable y muy práctico para mantener el equilibrio entre la actividad industrial y el medio ambiente que la rodea.